Espacios saludables intergeneracionales

La salud física y la salud mental de las personas están profundamente condicionadas por el entorno en el que vivimos [1,2]. Desde el origen de la humanidad y las primeras civilizaciones, el ser humano ha dependido de la calidad del medio natural para su supervivencia: agua, aire, luz y tierra. La vivienda y las ciudades, surgieron enseguida como respuesta para la protección frente a todo tipo de peligros [3].

La construcción de un moderno edificio de oficinas en el centro de la ciudad

La vivienda constituye el refugio por excelencia para las personas y, por lo tanto, su calidad influye en el sentimiento de hogar, identidad y pertenencia, seguridad y privacidad, cualidades que afectan a la dignidad y realización de las personas [4]. Por extensión, la calidad de otros espacios interiores también tiene una gran influencia en nuestro bienestar. Las personas pasamos entre el 80 y 90% de nuestro tiempo dentro de edificios [5], pero muchos de estos espacios no reúnen las características necesarias para garantizar nuestro confort y salud [6-9].

“Pasamos más del 80% de nuestro tiempo en edificios”

Para espacios interiores, la iluminación, la calidad del aire, una temperatura adecuada, la ausencia de ruido y el contacto con la naturaleza son parámetros que tienen una relación directa con nuestro bienestar. De igual manera, en espacios exteriores, el paisaje –urbano o natural-, la ausencia de ruido, la protección de las zonas estanciales y de paseo, la conectividad o la sensación de seguridad, son algunos de los elementos que deben considerarse en el diseño urbano. Todos estos elementos deben ser considerados a la hora de diseñar los espacios que habitamos, pues tendrán una repercusión importante en nuestra salud.

Una pareja de ancianos en un parque. Abuelos abrazándose.

Además, de forma transversal es necesario incluir la accesibilidad para garantizar la inclusión de todos los colectivos y la igualdad de oportunidades. La funcionalidad del diseño ha de adaptarse al usuario para garantizar su integración en la sociedad. Teniendo en cuenta la transformación demográfica y el envejecimiento de la población, así como el porcentaje de personas con diversidad funcional, la accesibilidad universal resulta un requisito obligatorio a tener en cuenta [10]. El diseño debe responder y adaptarse al máximo a las necesidades individuales de cada persona, promover la independencia y la autonomía, reforzar la identidad personal así como su confianza y autoestima.

El diseño debe promover la independencia y autonomía. Reforzar la identidad personal”

Si bien existen numerosas guías que recogen principios de diseño específicos para personas con autismo, personas con demencia, personas mayores, diseño para la infancia, criterios de accesibilidad para personas con movilidad reducida, etc.[11-15]; cabe preguntarse por esta segregación a la hora de establecer recomendaciones de diseño específicas para un colectivo u otro y tener en cuenta la temporalidad y la flexibilidad a lo largo de la vida, pues en cualquier momento nuestra situación puede cambiar notablemente y necesitar espacios adaptados.

Pensando en el diseño con la perspectiva de un modelo centrado en la persona de forma integral, se pone en valor tanto la autonomía y la privacidad como la oportunidad de socializar y encontrarse con los demás. En este punto es donde nuestra reflexión nos lleva a pensar en cómo deben de ser los espacios y las conexiones entre ellos para asegurar ese encuentro con los demás, que resulta tan beneficioso para la salud, y más aún, los encuentros con grupos heterogéneos, donde entra la inclusión y la intergeneracionalidad [16, 17] como elementos clave por la gran importancia que representa en el bienestar de las personas mayores así como en el desarrollo de los más jóvenes [18-20]. Asimismo, la reflexión sobre la funcionalidad de los espacios incorporando la experiencia de las personas que cuidan, su bienestar y tranquilidad es igual de relevante.

Os invitamos a reflexionar sobre vuestra habitación, vuestra vivienda, vuestro barrio, vuestra ciudad. En estos días de cuarentena nos preguntamos: ¿es nuestra casa, nuestro hogar, el lugar donde habitamos, un refugio que nos permite soñar? [21] ¿Cómo nos imaginamos un lugar donde habitar que nos permita cuidar de manera integral a las personas vulnerables de nuestra sociedad y que nuestras familias vivan mejor?

¿es nuestra casa, nuestro hogar, el lugar donde habitamos, un refugio
que nos permite soñar?
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Muchas manos con una casa en papel al medio de las manos.

[1]. Organización Mundial de la Salud (2018). WHO housing and health guidelines. Ginebra: World Health Organization.

[2]. The European Centre for Environment & Human Health (2011). University of Exeter Medical School. Sitio web. disponible en: https://www.ecehh.org/about-us/

[3]. WELL Building Standard (2018). Disponible en: www.wellcertified.com/

[4]. Artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948).

[5]. WELL Building Standard (2018). WELL v2™ pilot. Disponible en: www.wellcertified.com/

[6]. Channon B. (2018). Happy by design. Londres: RIBA Publishing.

[7]. Bonnefoy X. (2007) Inadequate housing and health: an overview. International Journal of Environment & Pollution. No. 30 (3-4). Pp. 411–29.

[8]. Baker M., Keall M., Au EL., Howden-Chapman P. (2007). Home is where the heart is – most of the time. New Zealand Medical Journal. No. 120(1264):U2769.

[9]. Organización Mundial de la Salud (2011). Housing: shared interests in health and development. Ginebra: World Health Organization.

[10]. Centre for Excellence in Universal Design (2007). National Disability Authority. Irlanda.
Sitio web : http://universaldesign.ie/

[11]. Observatorio de la Accesibilidad. Unidad de Accesibilidad de COCEMFE. Sitio web: https://www.observatoriodelaaccesibilidad.es/el-observatorio/

[12]. Fundación ONCE y Fundación Arquitectura COAM (2011). Accesibilidad Universal y Diseño para Todos. Arquitectura y Urbanismo.

[13]. Parks J. y Porteus J. (2018). Age-Friendly Housing: Future design for older people. Londres: RIBA Publishing

[14]. Bono V., Narzisi A., Jouen A., Tilmont E., Hommel S., Jamal W., Xavier J., Maharatna K., Wald M., Chetouani M., Cohen D. and Muratori F. (2016) GOLIAH: A gaming platform for home based intervention in Autism – Principles and Design. Front. Psychiatry 7:70. Disponible en: doi:10.3389/fpsyt.2016.00070

[15]. Dementia Services Development Centre (2012). University of Stirling. Sitio web : https://dementia.stir.ac.uk/

[16]. Thompson J. (2003). “Intergenerational Equity: Issues of Principle in the Allocation of Social Resources Between this Generation and the Next”. Commonwealth of Australia. Research Paper No. 7 2002–03

[17]. Standford Center of Longevity (2016). “Hidden in plain sight: how intergenerational relationships can transform our future”. Acta de la conferencia Pass it On: Mobilizing Encore Talent to Transform the Prospects of Vulnerable Children and Youth (2014). Ed. Beamish R. y Wolfe S.

[18]. Organización Mundial de la Salud (2015). World report on ageing and health. Ginebra : World Health Organization.

[19]. Bowers, E. P., Geldhof G. J., Schmid K. L., Napolitano C.M., Minor K, and Lerner J.V. (2012) “Relationships with important nonparental adults and positive youth development: An examination of youth self-regulatory strengths as mediators”. Research in Human Development 9, no. 4: 298-316

[20]. Erickson, Lance D., Steve McDonald, and Glen H. Elder. “Informal mentors and education: Complementary or compensatory resources?” Sociology of education 82, no. 4 (2009): 344-367

[21]. Bachelard G. (2014). The poetics of space. Nueva York: Penguin Classics.

Escrito para Papyhappy por la Sra. Elisa Pozo Menéndez – Especialista en Arquitectura y urbanismo